Etapa
V. El Discípulo dentro del Aura
La
Definición dada anteriormente es:
"La etapa en que se le
permite conocer el método por el cual puede establecer...
un llamado que le permitirá entrevistarse con el Maestro,
denominándosela "Discípulo dentro del Aura"."
Esta
etapa del discipulado es mucho más avanzada que la alcanzada
por la mayoría de los discípulos, pues indica la casi
total unificación entre el discípulo y el grupo del
Maestro. Ya se le otorgó el privilegio de invocar la atención
del Maestro en momentos de emergencia y está seguro de Su
respuesta. Ha progresado desde la etapa en que recibía entrenamiento,
a fin de ser una unidad integrada y útil en el Ashrama, hasta
la etapa en que es un agente digno de confianza. Su orientación
está ahora trazada, aunque todavía sujeta a muchas
pruebas y dificultades, que conciernen cada vez más a la
vida y condición grupal y no a él mismo. No me refiero
aquí a las dificultades de algún grupo ashrámico,
o a las que están conectadas con cualquier asociación
[e687] grupal que el
discípulo pueda tener por derecho en el plano físico,
sino a su respuesta a la necesidad grupal de la humanidad. Donde
esto existe significa que el todo es para él de mayor importancia
que la parte. De ningún modo esto niega la capacidad de trabajar
con individuos o amar comprensivamente y sentir compasión
por quienes lo necesitan en el sendero de su vida, pero ha llegado
a un sentido de correcta proporción y sensata organización
en tiempo y espacio de los procesos, tendencias y actividades vitales.
Entonces puede confiarse que siempre el bien individual será
sustituido por el bien del todo, según lo perciba la personalidad.
[i750]
El Maestro sabe que cuando el discípulo ha alcanzado esta
etapa tiene un instrumento del cual puede depender, y no lo considera
un lastre en la vida del grupo. Anteriormente señalé
cuán difícil es el proceso de absorber a un nuevo
discípulo en un Ashrama, pues debe enseñársele
a progresar gradualmente de la periferia de la conciencia grupal
al centro. Cada paso adelante debe ser observado cuidadosamente
por el Maestro, a fin de proteger al Ashrama de toda actividad desintegradora.
Sólo cuando el discípulo obtiene "serenidad oculta"
puede enfocarse permanentemente dentro del aura grupal, y ello ocurre
cuando es consciente de la vibración específica y
peculiar del aura del Maestro. Como se verá, esto requiere
serenidad.
Quiero
señalar aquí que serenidad y paz no tienen idéntico
significado. La paz debe ser siempre temporaria y se refiere al
mundo de los sentidos y a las condiciones que son susceptibles de
perturbación. Es un acontecimiento inevitable y esencial
para el progreso, que cada paso adelante esté seguido por
perturbaciones, puntos de crisis y caos, los cuales serán
posteriormente reemplazados (cuando sean manejados con éxito)
por períodos de paz. Pero esta paz no es serenidad, pues
al discípulo sólo se le permitirá morar dentro
del aura del Maestro cuando la serenidad haya sustituido a la paz.
Serenidad significa esa calma profunda, desprovista de perturbaciones
emocionales, que caracteriza al discípulo que está
enfocado en la "mente mantenida firme en la luz". La superficie
de su vida puede hallarse (desde el punto de vista mundano) en un
estado de violenta ebullición. Todo lo que estima y aprecia
en los tres mundos, puede derrumbarse a su alrededor, pero a pesar
de ello se mantiene firme, equilibrado en la conciencia del alma,
permaneciendo imperturbables las profundidades de su vida. Esto
no es insensibilidad ni una forzada autosugestión, tampoco
es la capacidad de exteriorizar la conciencia de modo que los acontecimientos
[e688] individuales
sean ignorados. Es la intensidad del sentimiento transmutado en
comprensión enfocada. Cuando esto se haya logrado, el discípulo
tiene derecho a vivir dentro del aura del Maestro. Nada queda en
él que obligue al Maestro a desviar su atención de
los esfuerzos vitales hacia la insignificante tarea de ayudar al
discípulo.
[i751]
Un discípulo aceptado, en consecuencia, progresa -si puedo
expresarlo así- mediante tres respuestas vibratorias:
1. Reacciona a la vibración,
la nota o la cualidad de un ashrama, de acuerdo a su tipo de rayo.
Hace contacto con la periferia del círculo del grupo que
controla un Maestro y se convierte en discípulo aceptado,
cuya conciencia está plenamente despierta. El Maestro percibe
su presencia en la periferia externa de Su conciencia; sus condiscípulos
son conscientes de otro punto de luz dentro del ashrama, debido
mayormente al esfuerzo que deben hacer para neutralizar las reacciones
personales del nuevo discípulo al nuevo modo de vida, a
los efectos producidos en su conciencia por su penetración
en el mundo de los significados, y a la exteriorización
de su devoción al Maestro. Los discípulos más
avanzados tienen la tarea de proteger al Maestro de las violentas
reacciones del nuevo discípulo, situándose entre
Él y el neófito. Algún discípulo iniciado
se hace cargo de él y actúa como intermediario.
El discípulo como ya dije, se pone en contacto con el Maestro,
sólo cuando Éste lo desea y cuando es de utilidad
y de beneficio para el grupo.
2. Comprende acrecentadamente
la naturaleza y nota de su Ashrama y avanza desde la periferia
a la esfera de influencia del Maestro y de Su grupo; entonces
empieza a participar cada vez más de la vida grupal y se
interesa cada vez menos de sí mismo, convirtiéndose,
por lo tanto, en un valioso haber en el Ashrama y confiándosele
deberes y tareas específicas de las cuales es individualmente
responsable ante el discípulo iniciado que lo tiene a su
cargo. Entonces el Maestro se pone en contacto con él más
frecuentemente y -debido a que va descentralizándose y
también a que su propio progreso y desarrollo son cada
vez menos importantes para él que el servicio a los demás-
se le permite atraer la atención del Maestro cuando el
grupo necesita ayuda, convirtiéndose así en discípulo
en el sutratma o hilo. El antakarana va rápidamente construyéndose
y la afluencia de vida proveniente de la [e689]
Tríada espiritual aumenta regular y lentamente. Ha llegado
a una etapa en que establece a su alrededor, en el plano externo,
una esfera de influencia, como resultado de la irradiación
de su alma por intermedio de la personalidad. Podría decirse
que ningún discípulo llega a ser discípulo
en el sutratma hasta que en el mundo externo no haya suficientes
personas (en una vuelta inferior de la espiral) que sean para
él lo que él es para el Maestro -discípulo
[i752] en el sutratma.
En forma distorsionada y con frecuencia poco satisfactoria, se
ocupa de formar su propio grupo; esto ocurre actualmente muy a
menudo. En el mundo hay muchos discípulos esforzados que
se preocupan intensamente de formar organizaciones, reunir a su
alrededor a quienes pueden prestar ayuda, emitiendo así
una nota especial y aprendiendo los rudimentos (repito, los rudimentos,
hermano mío) del trabajo grupal, tal como la Jerarquía
desea que se lleve a cabo.
3. Responde (desde su punto
de vista) poderosa e inesperadamente, a la vibración del
Maestro, a medida que actúa en el centro de Su grupo. Ha
conocido ya el llamado vibratorio del Maestro, y ha llegado a
ser consciente de la cualidad del Ashrama, evocada por el Maestro.
Ahora es admitido en el lugar secreto que existe en el corazón
mismo del Ashrama y se convierte en Discípulo dentro del
Aura.
El
aura de cualquier forma de vida puede definirse como la cualidad
de una esfera de actividad radiatoria. Aún muy poco se sabe
sobre el aura, y se han escrito muchas tonterías respecto
a esto. Por lo general se habla del aura en términos de color
y luz, debido a la naturaleza de la visión del que ve y del
mecanismo de respuesta utilizado. Hay sólo dos términos
que describen el aura desde el punto de vista del conocimiento oculto
y son: cualidad y esfera de influencia. Lo que el clarividente realmente
percibe, es una impresión que la mente traduce con rapidez
en una simbología de colores, cuando es incolora. Ver el
aura, como comúnmente se dice, es en realidad un estado de
conciencia. El vidente cree con toda sinceridad que ha registrado
un color, una serie de colores o una luz. Esto sucede en muchos
casos, pero lo que en realidad ha percibido es la cualidad de una
esfera de actividad radiatoria, y puede hacerlo cuando su propia
esfera individual de actividad radiatoria es de la misma cualidad
y naturaleza que la percibida. La mayoría de los videntes
registran el grado astral de las vibraciones de una persona o de
un grupo y lo registran por medio de su propio cuerpo [e690]
astral. El impacto de una verdad o de un concepto mental y su reconocimiento,
es la expresión de un contacto similar llevado a cabo esta
vez en el reino de la mente.
Esto
explica la verdad que existe detrás de las llamadas "expansiones
de conciencia", a las que puede responder la mente del hombre,
[i753] registrando
una sucesión constante de impactos vibratorios que emanan
de las esferas de actividad, las cuales abarcan desde las primeras
etapas de acrecentado conocimiento, a través del desarrollo
de los cinco sentidos y los tres vehículos de contacto en
los tres mundo de la experiencia humana, hasta esos reconocimientos
que conducen a un hombre dentro de la esfera de influencia de un
Maestro, permitiéndole más adelante recibir lo que
se denomina una de las iniciaciones mayores.
Estas
esferas de actividad radiatoria siempre existen, aunque no sean
registradas ni reconocidas. El proceso evolutivo consiste en desarrollar
un mecanismo de respuesta a fin de registrarlas; habiendo obtenido
esto, el paso siguiente es reaccionar inteligentemente a tales contactos,
obteniendo así un campo cada vez más amplio de percepción,
que constituye, por último, la suma total de la conciencia.
No
puedo explayarme más sobre este tema, porque el proceso se
lleva a cabo bajo la impulsiva fuerza de la evolución. Sólo
me interesa exponer el hecho de la esfera de actividad radiatoria
del Maestro y su especial cualidad y color de rayo -ocultamente
comprendido.
La
existencia de las cualidades, actividades radiatorias e impulsos
emanantes del discípulo, que corresponden a los que emanan
de determinado Ashrama, es el factor que subyace y hace posible
cada una de las seis etapas del discipulado. Cuando hayan evocado
respuesta y atraído al discípulo a la periferia de
la esfera de actividad de ese Ashrama, se intensifica gradualmente
su cualidad magnética y atractiva, las correspondientes cualidades
del discípulo desarrollan una potencia mayor y lo atraen
ocultamente más cerca del punto central, núcleo de
toda capacidad entrenada y de la elevada y poderosa vida espiritual
del Maestro que se halla en el corazón mismo del Ashrama.
Aquí
el discípulo comprende que sus tres cuerpos o vehículos
-etérico, astral y mental- sólo son reflejos de los
tres aspectos de la Tríada espiritual, y pueden darle la
clave de su propio ser y la capacidad de responder a la triple vibración
del Maestro, según se expresa a través de Su aura.
[e691]
La enseñanza de que la personalidad tiene que ser destruida,
es una deformación de la verdad; su enfoque de conciencia
debe ser trasladado de la triple naturaleza inferior a la Tríada,
con la ayuda de la triple naturaleza del alma. El método
para este traslado progresivo consiste en responder a un grado siempre
más elevado de [i754]
actividad vibratoria. En cuanto existe en la conciencia del discípulo
la capacidad de responder a la cualidad y a la radiación
que emanan de un ashrama, va hacia esa esfera de influencia. Aquello
que en su propia aura es afín a la cualidad del aura del
Maestro, se entrena, intensifica y purifica. A medida que la vida
ashrámica actúa sobre sus vehículos, se acrecienta
su propia actividad radiatoria, hasta que con el tiempo se convierte
en un discípulo dentro del aura. Entonces su vibración
y la del Maestro tienden a sincronizarse débilmente.
Señalaré
que de esta manera el discípulo comienza a contribuir significativamente
en la vida del Ashrama. Cada discípulo que, por la similitud
de la cualidad y actividad vibratoria, penetra en el aura del Maestro,
enriquece e intensifica al grupo con el que está afiliado.
En el transcurso del tiempo el Ashrama de un Maestro se hace cada
vez más poderoso, magnético y radiante. Dentro de
esa aura el discípulo iniciado lleva a cabo su trabajo, permaneciendo
en el centro radiante de la vida grupal, sirviendo desde allí
externamente; procura siempre proteger dicho centro de cualquier
cualidad que existe en su propia aura que no esté en armonía
con la del Maestro, y aleja en lo posible de su conciencia cualquier
pensamiento o deseo que puedan perturbar el aura del grupo. Tal
su responsabilidad cuando es admitido en esta etapa del discipulado,
privilegio nunca acordado a no ser que sepa protegerse a sí
mismo y también a la esfera de influencia de la cual ahora
forma parte.
Por
lo tanto, verán que la Jerarquía Misma es sólo
un gran Ashrama con un triángulo en el centro, compuesto
por Cristo, el Mahachoan y el Manu. Hablando simbólicamente,
este triángulo constituye un centro radiante, pues la actividad
radiatoria de cada uno de estos Grandes Señores es de tal
magnitud, que sus auras se atraen mutuamente, y así se produce
una total mezcla y fusión. Cada Ashrama irradia alguna cualidad
principal, de acuerdo al rayo del Maestro que esté en el
centro; la Jerarquía irradia la cualidad del segundo aspecto
divino, así como el Ashrama omnincluyente (denominado Shamballa)
irradia la característica sobresaliente del primer aspecto,
la vida misma. Esto no es una cualidad, sino aquello de lo cual
la cualidad es una emanación.
[e692]
[i755] El aura del
Maestro (que determina el aura de todo el Ashrama) tiene tres irradiaciones
principales, en lo que a la respuesta del discípulo concierne:
1. La irradiación proveniente
de los niveles más elevados del plano mental y del aspecto
inferior de la Tríada espiritual. La potencia de esta irradiación
y la extensión de su esfera de influencia serán
determinadas de acuerdo a cómo el Maestro está espiritualmente
en contacto con la mente de Dios. No empleo la palabra conscientemente
en conexión con esto, ni cuando me refiero a las condiciones
que están por encima de los niveles egoicos. Esta irradiación
especial evoca una respuesta de la mente abstracta embrionaria
del discípulo, a medida que construye el antakarana, y
es el primer contacto al cual responde el neófito en posteriores
etapas del sendero de probación. Entonces se establece
una línea directa de acercamiento influyente entre el Maestro
y el discípulo incipiente, de la manera siguiente:
a. El átomo manásico
permanente del discípulo.
b. Los pétalos del conocimiento del loto egoico.
c. La mente concreta inferior "mantenida firme en la luz".
d. El centro laríngeo.
e. El cerebro del discípulo en el plano físico.
Todo esto lógicamente
es relativo, pero desde el momento en que el discípulo
establece esta línea de acercamiento con la Tríada
espiritual (aún en pequeña medida), responde por
primera vez al aura del Maestro. La diferencia entre el aura del
Maestro y la del Ashrama, es que el aura del Maestro es dinámica
y la del grupo, influyente; no obstante, juntas constituyen el
aura grupal. Cuando se obtiene esta respuesta inicial, se convierte
con el tiempo en discípulo dentro del aura.
2. La irradiación que
viene del plano búdico o intuición espiritual. Es
la expresión de la naturaleza amorosa del Maestro y lo
que le permite hacer contacto con el corazón de Dios. Podrá
observarse que las tres irradiaciones emanan de un Maestro y se
amplían por irradiaciones similares, aunque menos poderosas,
de los miembros internos del Ashrama, [i756]
factores que ponen al Maestro y al Ashrama en contacto con lo
que ocultamente se denomina Sol físico, el corazón
del Sol y el Sol central espiritual. [e693]
La línea a través de la cual la actividad vibratoria
del Maestro llega al discípulo y, finalmente, lo atrae
dentro del aura es:
a. El átomo búdico
permanente, o el vehículo intuitivo del discípulo
avanzado.
b. Los pétalos de amor del loto egoico.
c. El cuerpo astral en su aspecto más elevado.
d. El centro cardíaco.
3. La irradiación que
llega de los niveles átmicos o el aspecto voluntad de la
Tríada espiritual. Ésta es la expresión emanante
de la capacidad del Maestro para entrar en el concilio de Shamballa,
registrar el propósito de Dios y trabajar con el Plan,
que expresa en cualquier ciclo dado, la actuación de la
Voluntad divina. Este aspecto de la actividad radiante del Maestro
es de naturaleza tan elevada, que sólo puede registrarla
el discípulo iniciado avanzado, siendo trasmitida a la
conciencia física del discípulo mediante:
a. El átomo átmico
permanente, o el centro de la voluntad espiritual, primer aspecto
de la Tríada espiritual.
b. Los pétalos del sacrificio del loto egoico.
c. El vehículo etérico en sus aspectos más
elevados.
d. El centro coronario.
e. El centro en la base de la columna vertebral, que entra en
actividad en respuesta a las irradiaciones vibratorias de los
otros cuatro puntos de transmisión.
Observarán
al estudiar lo anterior, cuán abstruso y difícil es
explicar la naturaleza de la actividad vibratoria del Maestro. Todo
lo que puedo hacer es -a falta de mayor comprensión intuitiva-
poner en términos técnicos y académicos (cristalizando
así la verdad y hasta cierto punto deformándola) lo
que no puede ser expresado.
La
triple irradiación del Maestro, manifestando su actividad
planeada y "esfera de emanación influyente", es
lo que atrae al discípulo dentro de Su aura -no [i757]
el aura del Ashrama en este caso, sino aquello que hace posible
el aura ashrámica- la Vida del Maestro.
Puede
mencionarse aquí un hecho interesante. Desde el momento en
que un discípulo iniciado ha intensificado su vibración,
para que sea idéntica a la del Maestro, y puede mantener
ese grado vibratorio como cualidad irradiatoria normal, entonces
se convierte en un Maestro. En todo ashrama hay siempre, en un [e694]
momento dado, algún discípulo que se entrena para
ocupar oportunamente el lugar del Maestro, a fin de liberarlo para
llevar a cabo un trabajo más elevado e importante. Como saben,
fui el discípulo más avanzado del Maestro K. H.; cuando
llegué a ser Maestro lo liberé de Su trabajo para
que emprendiera otro más elevado, y mi lugar en Su grupo
fue ocupado por otro discípulo de segundo rayo; para poder
liberar completamente a un Maestro de todo trabajo ashrámico,
son necesarios dos discípulos, y de los dos, yo fui el primero
en ser elegido. El otro aún no estaba suficientemente preparado.
Cuando tiene lugar este proceso de identificación se hace
posible un progreso en cada miembro del ashrama, aunque raras veces
sucede. Hablando simbólicamente, puede describirse como un
potente impulso de expansión que amplía el círculo
del ashrama para poder alcanzar niveles más elevados e incluir
esferas inferiores de influencia.
Algún
día todo llegará a ser "Jerarquía realizada",
porque la Jerarquía es sólo un estado de conciencia
que tiene su centro en Shamballa, el aspecto vida, constituyendo
el círculo de la humanidad el factor emanante, la influencia
irradiatoria o el aura, mediante la cual los otros reinos de la
naturaleza son evocados para que respondan activamente.
Ésta
es una imagen amplia y general de esta etapa del discipulado, pero
he tratado de mostrar sus implicaciones individuales y sus resultados
grupales más esotéricos. Nada más puedo decir;
tampoco puedo explayarme sobre el proceso por el cual el discípulo
dentro del aura puede consultar a voluntad al Maestro del Ashrama,
a fin de afrontar alguna necesidad urgente. Sólo una cosa
puedo decirles y es que el Maestro tiene siempre tres discípulos
como Sus más estrechos colaboradores e intermediarios. Éstos
han surgido en "Su conciencia", según se dice,
en respuesta a la actividad radiatoria de Su triple naturaleza espiritual.
Trabajan muy estrechamente con Él y vigilan a los demás
discípulos del grupo [i758]
de acuerdo a su necesidad, su rayo y su etapa de desarrollo. Respecto
a esto recordarán que tres discípulos del Cristo estaban
más cerca de Él que los otros nueve. Esto siempre
sucede. Concerniente a Cristo tenemos en la historia bíblica,
entre otras cosas, la imagen de un Ashrama constituido técnicamente
y de una Jerarquía tal como esencialmente existe. Tuvo tres
discípulos amados e íntimos, más nueve que
completaban el Ashrama interno. Después venían setenta,
que simbolizaban la totalidad del ashrama y, finalmente, quinientos
que representaban a quienes se hallaban en el sendero de probación
y estaban bajo la supervisión del Maestro, y no de los [e695]
tres, de los nueve, ni de los setenta, hasta que llegó el
momento de aceptarlos en el sendero del discipulado aceptado. Sanat
Kumara guarda en el Ashrama principal la misma correlación
con los Grandes Seres que forman Su grupo de trabajadores activos.
Sin embargo, deben recordar que estos guarismos son simbólicos
y no verdaderos. El número de discípulos en un ashrama
varía constantemente, pero siempre tres son los responsables
ante el Maestro de toda actividad ashrámica, y sus más
íntimos consejeros que llevan a cabo Sus planes. La cadena
de la Jerarquía es grande e inmutable y la secuencia inalterable.
Al
considerar el tema del discípulo dentro del aura del Maestro,
vemos que el verdadero discípulo consagrado, que ha llegado
a la etapa de discípulo aceptado, pasa de un punto a otro
dentro de la circunferencia de la esfera de influencia del Maestro,
hasta que llega a un período en que conscientemente conoce
el aura de Su Maestro. Ésta, hermanos míos, es una
frase sin sentido, pero técnica y esotéricamente correcta.
Voy a parafrasear su significación a fin de explicarles algunas
de sus implicaciones vitales:
1. No sólo es consciente
del Maestro, sino de lo que está en la mente del Maestro.
Vale decir, que está telepáticamente en relación
con su Maestro.
2. Más allá de
toda argumentación interna, es consciente también
de lo que el Maestro desea que se haga. Sabe la parte que debe
desempeñar.
3. Responde sensiblemente al
aura del Maestro, no sólo en los planos internos de la
vida y en el mismo Ashrama, [i759]
sino también en su cerebro físico. Se mueve dentro
del aura durante la vida diaria en el plano físico. Necesariamente
este proceso consta de cinco etapas:
a. La relación telepática.
Su mente y cerebro responden a la mente del Maestro.
b. Por lo tanto, es consciente
mentalmente de lo que contiene la mente del Maestro. Esto afecta
su vida y servicio, y su mente trasforma constantemente las
impresiones telepáticas en fórmulas organizadas,
que luego están a disposición de los procesos
rectores.
c. Por estar en esta etapa,
relativamente libre del espejismo, puede responder desde el
ángulo de la sensibilidad y el sentimiento, y en consecuencia
lleva a cabo en el plano astral (la parte que le corresponde)
de los planes del Maestro. [e696]
d. Puede comenzar a trabajar
etéricamente con la fuerza ashrámica y utilizarla,
pues el Maestro y su alma pueden ponerla a su disposición
a fin de aplicarla en el plano físico. Se convierte en
lo que se llama "un proyector de fuerza", entonces
puede producir resultados en el plano físico.
e. Su cerebro llega a ser
consciente de la simultaneidad de estos cuatro procesos, de
modo que entra en una nueva fase del discipulado consciente.
El plan se abre ante él mediante su propia alma y la
esfera de influencia del Maestro. Quiero señalar que
ésta no sólo es una etapa más elevada en
el discipulado, sino que presupone una comprensión iniciática.
El
neófito sabe que la meta del esoterista consiste en trabajar
con fuerza. Sin embargo ignora que esto no puede hacerse conscientemente
hasta que:
1. Durante un largo tiempo
no haya sido un simple canal. Quisiera que reflexione sobre este
pensamiento. El logro de la capacidad de ser un canal puro y un
distribuidor sin obstáculos, constituye el primer objetivo
y lleva mucho tiempo para lograrlo. La fuerza que generalmente
distribuye el discípulo, hasta el momento que llega a la
etapa en que es un canal establecido y automático, está
matizada por la característica de la personalidad (aunque
la [i760] personalidad
sea de grado elevado). Llega el momento en que el discípulo
puede, a voluntad, distribuir la energía ashrámica
y la del alma grupal en su estado puro.
2. Por lo tanto, tiene que
distribuir energía y no fuerza. Existe gran confusión
en las mentes de muchos discípulos sobre esta cuestión.
Hasta que el hombre no llegue a ser un iniciado de grado elevado,
raras veces distribuirá energía. Trabaja con fuerzas,
las cuales conciernen a los tres mundos. Se ha dicho esotéricamente
que "cuando el discípulo puede distribuir las cuatro
fuerzas y hacer oír sus siete notas, expresando cada una
en forma cuádruple, no puede trabajar con energía.
Cuando trabaja con energía, lo hace con siete notas, no
con veintiocho". Reflexione sobre esto. Quiero agregar que
las veintiocho pertenecen a las siete y cuando el discípulo
trabaja con las siete, normal y automáticamente, libera
a las veintiocho, que actúan bajo la impresión de
las siete cualidades de séptimo rayo.
3. Debe aprender a utilizar
la diferenciación y la síntesis. [e697]
Aquí hay una importante insinuación oculta, de especial
valor para los trabajadores.
4. Es consciente de los peligros
incidentales que le ocurren al neófito no entrenado, que
trata de distribuir fuerzas y dirigir así las llamadas
energías en una dirección específica y determinada.
Se da cuenta que su meta es ser durante largo tiempo un canal,
debido a la pureza de su vida, a la correcta orientación
y a la abstención de criticar. Esta orientación
correcta encierra una paradoja que todos los discípulos
deben encarar, es decir, orientarse hacia el alma y en consecuencia
hacia el Ashrama, y al mismo tiempo hacia la humanidad. Sólo
los discípulos muy cercanos al corazón del Maestro
(técnicamente comprendido) y conscientes de Su aura, tienen
el derecho -casi iba decir privilegio- de dirigir la fuerza en
determinada dirección. Cuando no están cerca del
Maestro su tarea es servir de canal para la distribución
de energía en forma general y universal, pero no específicamente.
Un
Maestro, y en mayor grado el Cristo, sufre mucho más por
quienes están en Su propia morada que por los que están
en el mundo externo; los aspirantes avanzados obstaculizan más
Su trabajo que los pensadores inteligentes. Tengan esto bien presente.
No fue la crueldad de los hombres en el mundo externo, lo que [i761]
causó el profundo dolor del Cristo cuando estuvo en la Tierra;
fueron Sus propios discípulos, además del dolor masivo
-distribuido en todo el ciclo de vida, pasado, presente y futuro-
de la humanidad.
Los
discípulos gravitan hacia los grupos mundiales, y muchos
de ellos hacen trabajo más eficiente que los de los grupos
esotéricos. El discípulo aceptado avanzado, tiene
su propio grupo, que reúne para el trabajo activo y creador.
Les recordaré lo siguiente: La medida de la capacidad del
discípulo se expresa por la influencia que ejerce -por intermedio
de la pluma, la palabra y personalmente- sobre otras personas.
De
acuerdo a la ley de Correspondencia o Analogía, siempre existe
una relación numérica con entidades numéricamente
establecidas. Las seis etapas del discipulado están lógicamente
relacionadas con las seis escuelas de la filosofía hindú
que, en realidad, fueron las seis escuelas simientes" para
toda conjetura y trabajo filosófico. No se debe creer que
hay seis tipos de ashramas que corresponderían a cada una
de las seis etapas del discipulado, puesto que en verdad existen
siete Ashramas (uno por cada tipo de rayo); las seis etapas del
discipulado están [e698]
relacionadas con todos los Ashramas; los siete tipos de rayo expresan
(en alguna etapa de su desarrollo en el sendero del discipulado)
estos seis pasos hacia el centro.
Los
centros, como los utiliza el discípulo en su progresivo desenvolvimiento,
dependen en gran parte del tipo de rayo. En esta serie de instrucciones
no intento ocuparme del tema de los centros. Me ocupo con mayor
extensión de los mismos en la parte final del Tratado Sobre
los Siete Rayos.
Sin
embargo, quisiera aclarar que el Maestro nunca utiliza los centros
de un discípulo como agentes distribuidores de fuerza. En
último análisis, los centros (cuando funcionan correctamente)
son depósitos de fuerza y distribuidores de energía,
matizados por cualidades específicas y por cierta nota, vibración
y fuerza. En las últimas etapas del sendero del discipulado,
los centros están totalmente controlados por el alma, mediante
el centro coronario, pero hay que tener en cuenta que después
de la cuarta iniciación, cuando desaparece el cuerpo causal,
no hay aspecto forma, o vehículo, que pueda limitar o mantener
prisionero a un discípulo. Después de la tercera iniciación
los centros inferiores no controlan el mecanismo externo de respuesta;
desde [i762] el punto
de vista del entrenamiento ocultista superior, cuando el discípulo
se halla en el Ashrama, los centros son considerados simplemente
canales para la energía. Hasta el momento de la tercera iniciación
asumen temporalmente importancia en el proceso de entrenamiento,
porque a través de ellos el discípulo aprende la naturaleza
de la energía y su diferencia entre fuerza y métodos
de distribución -esto último constituye una de las
etapas finales en el proceso de entrenamiento.
La
constitución del ego o alma, es el factor de mayor importancia
para el Maestro en la tarea de preparar al discípulo para
el trabajo jerárquico. Esto lógicamente involucra
los tres centros superiores, coronario, cardíaco y laríngeo.
El Maestro se preocupa de lo que se denomina loto egoico, olvidándolo
a menudo el discípulo. El alma se preocupa de su propia vida;
los detalles de la vida de la personalidad (su expresión
inadecuada o sombra, en los tres mundos) no hacen impacto alguno
sobre la conciencia del alma. A medida que aumenta la violencia
en la vida de la personalidad, el alma, que ha sido acrecentadamente
la receptora de lo mejor que ofrece la aspiración de la personalidad,
y que lentamente estuvo dirigiendo su atención hacia la mente
de la personalidad, también se hace consciente de un factor
que se opone a la verdadera expresión del alma en la periferia
externa de la vida. Entonces comienza la lucha de los pares de [e699]
opuestos superiores -la lucha del alma y la personalidad, librada
conscientemente por ambas partes. Éste punto debe recordarse.
El conflicto culmina antes de las tres primeras iniciaciones, al
enfrentarse los dos oponentes: el Morador en el Umbral (el de la
iniciación, hermanos míos) y el Ángel de la
Presencia se enfrentan. Esta lucha no nos concierne aquí.
Debemos ocuparnos de responder a la energía jerárquica,
incorporada en el aura del Maestro, y desde allí trasmitiría
al discípulo. El canal o canales de dirección son:
I. La Jerarquía.
1. El Maestro.
2. El Ashrama.
3. El alma del discípulo.
II. La Humanidad.
1. El discípulo.
[i763]
2. El antakarana.
3. Los tres centros superiores.
Éste
es un proceso amplio y general, que abarca desde lo universal -en
lo que al discípulo individual concierne- a lo particular,
es decir, el discípulo en cuerpo físico.
El
detalle del descenso de la energía, o del proceso de inspiración
espiritual (ambas frases presentan gráficamente el concepto
de respuesta del aura del Maestro), puede expresarse así:
1. El aura del Maestro.
2. El loto egoico, o cuerpo
del alma.
3. La afluencia de energía
ashrámica,
a través de:
a. Los pétalos de sacrificio, o el aspecto voluntad.
b. Los pétalos de amor, o el aspecto amor-sabiduría.
c. Los pétalos de conocimiento, o el aspecto mental.
Este proceso será afectado
por el tipo de rayo del discípulo.
4. La respuesta del discípulo
en el plano físico y la receptividad de sus centros a la
actividad engendrada por el alma, bajo la impresión del
Maestro, sería:
a. Los pétalos del
sacrificio transmitirán energía al centro coronario
por medio de los pétalos de sacrificio (tres) que se
encuentran en la hilera inmediata de pétalos que circundan
la "Joya en el Loto", de allí al pétalo
de sacrificio que se halla en los tres pétalos de amor
y en los tres pétalos de conocimiento. Por lo tanto,
tienen cinco puntos transmisores de voluntad-energía.
[e700]
b. Los pétalos de
amor transmiten análogamente amor-energía al centro
cardíaco, por medio de los pétalos de amor, cinco
en total.
c. Los pétalos de
conocimiento transmiten energía, la energía de
actividad inteligente, al centro laríngeo, haciéndolo
de la misma manera, por intermedio de los cinco pétalos
de conocimiento.
Este
proceso, que se lleva a cabo en el vehículo egoico y es registrado
por el discípulo en el plano físico, produce oportunamente
lo que podría llamarse "un poderoso centro de invocación".
Este [i764] centro
de invocación evoca respuesta de la Tríada espiritual,
de modo que eventualmente tendremos:
I. La Tríada espiritual,
el custodio de la energía monádica.
El átomo átmico
permanente.
Los pétalos de sacrificio.
El antakarana.
El átomo físico permanente, dentro del loto egoico.
El centro coronario.
II. La Tríada espiritual.
El átomo búdico
permanente.
Los pétalos de amor.
El antakarana.
El átomo astral permanente, dentro del loto egoico.
El centro cardíaco.
III. La Tríada espiritual.
El átomo manásico
permanente.
Los pétalos de conocimiento.
El antakarana.
La unidad mental.
El centro laríngeo.
Estos
detalles, hermano mío, de interés técnico,
son puramente académicos y constituyen simplemente palabras-símbolos
de un inevitable proceso evolutivo. Describen la inspiración
divina a la que están sujetos todos los seres humanos, como
parte integrante de la vida de Dios Mismo, y que el hombre la registra
conscientemente cuando llega a las etapas del discipulado y de la
iniciación. Manifiestan, cuando se las entiende correctamente,
la naturaleza de la Ciencia del Aliento. El aliento es todo, y en
el método de invocación y evocación que subyace
en todo el proceso, se insinúa la estructura y la actividad
del Corazón del Sol, el órgano de nuestro sistema
solar de segundo rayo y el sistema de diástole y sístole
de la evolución, que reside en los procesos universales de
la vida.
[AAB.
Discipulado en la Nueva Era I]
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